Garcilaso de la Vega nació en Toledo entre 1494 y 1503 , y es uno de los grandes poetas renacentistas españoles.
La poesía de Garcilaso está dividida por su estancia en Nápoles (primero en 1522-1523 y luego en 1533). Antes de ir a Nápoles su poesía no está marcada por rasgos petrarquistas, es en Nápoles donde descubre a los autores italianos. Después de su estancia abundará en rasgos de la lirica italiana, influido tanto por autores anteriores como Francesco Petrarca, como por autores contemporáneos como Jacopo Sannazaro, autor en 1504 de La Arcadia.
Es en Italia donde Garcilaso fortalece su clasicismo, ya aprendido con los humanistas castellanos en la Corte, y redescubre a Virgilio y sus Bucólicas, a Ovidio y sus Metamorfosis y a Horacio y sus Odas, sin olvidar otros autores griegos que también estudia.
La obra poética de Garcilaso de la Vega, compuesta por cuarenta sonetos, cinco canciones, una oda en liras, dos elegías, una epístola, tres églogas y siete coplas castellanas y tres odas latinas, se publicó por primera en 1543, a modo de apéndice de las Obras de Juan Boscán.
La producción lirica de Garcilaso de la Vega, máxima expresión del Renacimiento castellano, se convirtió desde muy pronto, en una referencia inexcusable para los poetas españoles, que desde entonces no pudieron ignorar la revolución métrica y estética operada por él en la lirica española al introducir con Juan Boscán y Diego Hurtado de Mendoza una serie de estrofas ( terceto, soneto, lira, octava real, endecasílabos sueltos), el verso endecasílabo y su ritmo tritónico, mucho más flexible que el rígido y monótono del dodecasílabo, y el repertorio de temas, estructuras y recursos estilísticos del petrarquismo.
Su poesía produce una vívida sensación de tiempo y se impregna de melancolía por el transcurso de la vida, lo que él llamó su " dolorido sentir".
"No me podrán quitar el dolorido
sentir, si ya primero
no me quitan el sentido."
Dedica además muchos poemas a Toledo, con descripciones magnificas del paisaje manchego, del río Tajo...
La égloga III trata de cuatro ninfas, que en la orilla del Rio Tajo tejen sendos tapices:
"Pintado en el caudoloso río se vía
que, en áspera estrecheza reducido,
un monte casi alrededor ceñia,
con ímpetu corriendo y con ruido;
querer cercarlo todo parecía
en su volver, mas era afán perdido;
dejábase correr, en fin, derecho,
contento de lo mucho que había hecho.
Estaba puesta en la sublime cumbre
del monte, y desde allí, por el sembrada,
aquella ilustre y clara pesadumbre
de antiguos edificios adornada"...
( monumento a Garcilaso de la Vega en Toledo)
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